Mauricio Russo Camhi

Mauricio Russo Camhi

 

Mauricio Russo Camhi (1957, Chile). Desde pequeño le apasionaba construir y armar cosas, especialmente aquellas que requerían de mucho detalle y motricidad fina. Su curiosidad por todo lo que se moviera, lo cautivaba. Esto fue lo que gatilló su pasión por los móviles. Cuando asistió a una exposición de Alexander Calder en el Museo de Bellas Artes, tenía 13 años y quedó absolutamente cautivado por sus móviles, estábiles y esculturas. Desde ese mismo día comenzó a construir esculturas inspirado en sus obras. Al comienzo las construía sólo por el placer de mirarlas, después comenzó a construirlas como obsequios para las personas más significativas en su vida y ahora quiere ofrecerlas a quienes gocen observando estas obras que se suspenden y equilibran con formas que deleitan los sentidos.

De profesión Ingeniero Civil Industrial y magister en Investigación Operativa de la Universidad de Chile.

“Cuando comienzo un nuevo diseño creo tener dominados los equilibrios, pesos, contrapesos y formas, pero siempre tengo la sensación de que parte de la construcción la guía el mismo móvil el que me va diciendo: esto puede ser, esto no, esto es armónico, esto no, esto es factible y esto no. Finalmente he llegado a la conclusión que estas obras son una co – construcción entre el artista y el mismo móvil.”

Ahora que he tenido que repetir algunos modelos de móviles, he experimentado realmente el significado de pieza única. Cuando repito un modelo, queda “similar” al anterior, pero no “idéntico”. Cada versión tiene detalles que son únicos, aunque uno quisiera que fueran exactamente iguales. Creo que el valor de hacer una pieza única está precisamente en que no son productos sacados con moldes de una máquina, sino que son hechos con manos humanas y como tales imposibilitadas de replicar una obra exactamente igual a la anterior. Si a Miguel Ángel le hubieran pedido que esculpiera dos David exactamente iguales, creo que es una de las pocas cosas que uno de los escultores más grandes de la historia no hubiera podido hacer.”

 

Democratizar el arte

El término tiene que ver con el acceso a obras de arte más que con el proceso de creación artística.
El acceso al arte debiera ser un derecho universal como lo es el derecho a la libertad o a la justicia o a la paz. Quizás a los 30 derechos declarados hoy por la ONU, se debiera agregar el poder disfrutar del arte en todas sus formas o expresiones.
El democratizar el arte va más allá de tener acceso a la obra del artista, sino también, al artista mismo, saber cuáles son sus motivaciones, sus sentimientos, sus dolores, su pasión. Cuántas veces al leer la vida de uno de los grandes personajes de la historia, llegamos a comprender cuáles eran las motivaciones para hacer lo que hicieron. Lamentablemente la mayoría de las veces, esto ocurre cientos de años después que se han ido.
Un artista no sólo se debe a su obra sino también a todos aquellos que la admiran.