Desde pequeño me apasionaba construir y armar cosas, especialmente aquellas que requerían de mucho detalle y motricidad fina. Mi curiosidad por todo lo que se moviera, me cautivaba. Esto fue lo que gatilló mi pasión por los móviles.
Estudié la enseñanza básica en la Escuela N°23, que quedaba cerca del Museo de Bellas Artes, y muchas veces la profesora de Artes Plásticas nos llevaban a ver algunas exposiciones de artistas famosos. Es así como a los 14 años tuve la suerte de ver la única exposición de Alexander Calder que ha habido en nuestro país, uno de los principales referentes del arte cinético, y quedé absolutamente cautivado por sus móviles, estábiles y esculturas. Cuando nos pidieron que hiciéramos una composición de la exposición, decidí reemplazarla con la fabricación de uno de los móviles que aparecían en el folleto que nos dieron.
Desde ese mismo día comencé a construir esculturas inspirado en sus obras. Al comienzo las construía sólo por el placer de mirarlas, después comencé a construirlas como obsequios para las personas más significativas en mi vida y ahora quiero ofrecerlas a quienes gocen observando estas obras que se suspenden y equilibran con formas que deleitan los sentidos.
Mi profesión de Ingeniero Civil Industrial también contribuyó a seguir desarrollando esta pasión, porque en la construcción de estas obras se ocupan muchas leyes físicas, que si no las hubiera tenido durante mi formación, me hubiera sido muy difícil seguir avanzando hasta donde lo he hecho ahora.
Em mi caso, el proceso creativo parte con alguna historia o imagen inspiradora. Me encanta traducir algún mito griego, o algún concepto o algún elemento presente en la naturaleza, a formas, colores, equilibrios, que lo interpreten. Tal es el caso de los móviles basados en la mitología griego como: Atlas, Sísifo, Damocles o Pandora, o conceptos como Árbol de la Vida o Generaciones.
Finalmente, lo que se logra es un sistema en que conviven en armonía distintos tamaños, niveles y colores, todos sincronizados, sin molestarse unos con otros y sin romper los equilibrios entre ellos. Quizás esta reflexión se pueda aplicar al sistema familia, empresa o sociedad, que crece cuando se respetan las diferencias y las libertades.